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De la inteligencia artificial a la ventaja competitiva

¿Cómo podemos crear ventajas competitivas a partir de la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial nos permitirá disponer de sistemas automáticos de tratamiento de datos, estructurados (indexados en bases de datos) y no estructurados (texto, imágenes, conversaciones).

La regla de oro de los próximos años no será sólo situar el cliente en el centro de nuestras decisiones, sino situar el dato del cliente.

 

Sistemas de inteligencia artificial como los de Google o Facebook permiten detectar cuándo una mujer está embarazada incluso antes de que ella sea plenamente consciente: su comportamiento en redes sociales varía. Los cambios hormonales inducen cambios en los patrones de uso de las redes. Por ejemplo, qué eventos le generan mayor sensibilidad (dónde coloca los “likes”), o sobre qué está twiteando. El patrón emergente se confirma si se producen búsquedas tales como “mareo”, especialmente si los datos demográficos y sociológicos coinciden con los de una mujer joven en edad fértil y, si, por ejemplo, en sus redes aparecen fotos recientes de boda. Motores de inteligencia artificial pueden rastrear 24/7 nuestras huellas digitales en la red para inducir patrones de potencial compra Los sistemas de inteligencia artificial son capaces de predecir estados anímicos, situaciones personales o cambios en las dinámicas vitales, que convierten a los usuarios en potenciales targets para ventas dirigidas, por su mayor predisposición a las mismas.

La inteligencia artificial se situará pronto en el centro de los modelos de negocio de la mayor parte de compañías, en todos los sectores. Marcas como Coca-Cola, Unilever o Heineken ya están progresando agresivamente en ese ámbito, posicionándose como “Smart Brands”. Netflix o Amazon soportan sus sistemas de recomendación de nuevos productos en un cuidado análisis de los patrones de comportamiento de sus clientes, en base a decisiones anteriores. La alemana Otto, especializada en cadenas de suministro, es capaz de predecir un pedido de cliente una semana antes de que se produzca. Google o Microsoft se han declarado empresas “AI-centered”. IBM Watson ha sido pionero en este campo.

La inteligencia artificial nos puede ayudar a tomar decisiones estratégicas (existen sistemas de soporte a la decisión que analizan variables micro y macroeconómicas para anticipar escenarios estratégicos), a mejorar la inteligencia de mercado hasta límites que rondan la ciencia-ficción, a rediseñar nuestra cadena de suministro, reducir costes o predecir posibles incidencias en planta.

En los próximos años, la inteligencia artificial será la gran fuente de ventajas competitivas de la nueva era digital.

 

Se avecina una inmersión total en un magma de datos. Cincuenta mil millones de nuevos dispositivos se conectarán a internet hacia 2020. Todo objeto manufacturado estará conectado y será una fuente de datos. Los dispositivos, hasta ahora inertes, se convertirán en emisores de información. Los productos, en servicios (una nevera sensorizada y conectada es una nevera que proporciona servicios de información a su propietario). Los automóviles serán un subsegmento de la inmensa internet de las cosas, proveyendo en tiempo real datos de estado de la carretera, imágenes del entorno, funcionamiento del vehículo y patrones de conducción. Relevante para todo el ecosistema: desde las propias marcas hasta las administraciones o las compañías aseguradoras. El mundo virtual será una imagen fiel, en tiempo real, del mundo físico. No hay analista de datos que pueda procesar el tsunami de información que se avecina: lo hará, automáticamente, sistemas de inteligencia artificial.

Sin embargo, paradójicamente, como pasó con internet, la próxima gran fuente de ventaja competitiva, la inteligencia artificial, se convertirá en una commodity en poco tiempo. Google, Amazon, IBM o Microsoft nos “enviarán una manguera” de tratamiento de inteligencia artificial, a la cual toda compañía, en pocos años, se conectará para tratar sus datos. Todos tendremos servicios de tratamiento automático de datos.

¿Qué nos diferenciará en este contexto?

Dos cosas: la capacidad de imaginar experiencias superiores para nuestros clientes, y la cantidad y calidad de los datos que seamos capaces de recoger. La cosa no va de acumular analistas, sino de desplegar una correcta estrategia de datos, conectarnos a un proveedor de inteligencia artificial que nos los trate, e inducir nuevas y superiores experiencias de usuario con todo ello.

 

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