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Photo by Patrick Tomasso @impatrickt at unsplash

¿Cómo tener buenas ideas y sacar mejor resultado de la ideación o creatividad?

Muchas veces hacemos una sesión de ideación, creatividad o un brainstorming y al final nos parece que no acabamos de tener buenas ideas o que generamos ideas poco relevantes para el negocio. ¿Por qué puede ser que nos cueste tanto tener buenas ideas?

Hay varios motivos que influyen a la hora de generar buenas ideas, como la técnica utilizada, los perfiles involucrados, la dinámica que se genera… pero hay un factor que es crítico y muchas veces pasa desapercibido: la selección del reto o oportunidad inicial. Hablamos de la temática o pregunta inicial que sirve como “de base” para la ideación. Nos referimos por ejemplo a que cuando decimos  “vamos a idear sobre…”, la correcta selección de ese “sobre” es mucho más trascendente de lo que parece. 

Escoger un reto o pregunta inicial adecuado es la mitad del éxito para obtener buenas ideas en cualquier ideación. 

Por eso, dedicar tiempo antes de la ideación a entender, profundizar y definir un buen reto inicial es clave. Algunas organizaciones le llaman oportunidad, otras pregunta y otras reto. Lo importante es orientar bien la ideación. Y pocas organizaciones le dedican tiempo de verdad.

Pocas organizaciones invierten tiempo en orientar de forma estratégica la ideación y buscar cuál es el mejor ángulo para guiar e inspirar los equipos y garantizar que aporten buenas ideas.

¿Para que sirve definir bien un reto inicial? Para poner el foco adecuado a la ideación. Tan simple como que según la pregunta que hagamos, obtendremos un determinado tipo de ideas o respuestas. El foco inicial que escogemos para trabajar una ideación condiciona las repuestas que obtenemos. Si preguntamos por «ideas que ayuden a vender más» es diferente a preguntar por «cómo solucionar mejor el principal problema de nuestro cliente». ¿Cual creéis que genera mejores resultados?

Uno de los mayores riesgos de un mal reto es que sea genérico y poco concreto. 

«Ideas para vender más», «motivar más el equipo», «innovar mejor…» son retos muy amplios y ayudan poco a generar buenas ideas. Y muchas veces sólo son síntomas de problemas más concretos. E idear sobre síntomas conduce a soluciones superficiales. La experiencia nos demuestra que lo que acaba saliendo es muy obvio o demasiado creativo y lejos de la realidad del negocio.

La creatividad necesita un contexto de foco, precisión y relevancia adecuados para generar buenas ideas. El Google lo llaman “creativity loves constraint”.

Al final, generar ideas no es difícil. Hay muchas técnicas y formas de trabajar que lo favorecen. Lo realmente difícil es escoger bien el tema sobre el que ser creativos, lo que podríamos llamar “el enfoque estratégico de la creatividad” para acabar generando buenas ideas. Enfocarse bien ayuda mucho a que las ideas que se obtienen en una ideación sean buenas y relevantes. Si somos capaces de identificar un reto concreto o oportunidad y además está basado en una clara necesidad de mercado, conseguiremos enfocar adecuadamente la ideación, como ya indicábamos en el punto cuatro de nuestro post «12 iniciativas para impulsar la innovación efectiva«.

Un buen foco de creatividad, reto o oportunidad debe ser concreto, basado en insight y relevante para el negocio.

Si quiere profundizar en cómo definir un buen reto puede empezar con dos aproximaciones que le será de gran ayuda:

  1. Comprenda el porqué de un reto estratégico de su negocio y llévelo a un problema concreto
  2. O bien, céntrese en entender un problema concreto de su cliente, resuelva un insight de verdad

La primera aproximación consiste en entender el porqué de su reto. Resolver una pregunta tan simple como ¿que está pasando realmente aquí?  Es una pregunta básica pero estratégica que requiere de un análisis y una comprensión del contexto y las causas del problema o reto. Requiere dedicarle un tiempo a entender las causas de la situación. 

La segunda forma consiste en definir un reto en términos de una necesidad para un cliente tipo o target y en un contexto concreto. Imaginemos que gestiona una marca de cerveza que desea atraer nuevos targets. Podría definir el siguiente reto: «¿Cómo podemos mejorar el consumo de cerveza entre mujeres?» Siempre y cuando el target femenino sea relevante para dicho reto. Seria un mejor reto que «¿Cómo aumentamos ventas o captamos nuevos targets?»  Y, en este caso, si además es capaz de entender la/s barreras de consumo del target, aún mejor. Así, que si pudiera llegar a una pregunta del tipo «¿Cómo podemos mejorar el sabor de la cerveza para hacerlo más atractivo para las mujeres de 18 a 30 años?» sería aún mejor. Lógicamente si descubre varios retos (en nuestro caso, por ejemplo podría tratarse del sabor, la imagen masculina, el alcohol,…) podría definir varias preguntas o retos. Alguien puede pensar que es demasiado concreto, pero lo cierto es que siempre dará mejor resultado que definir un reto demasiado amplio. 

Sea concreto al plantear un reto y obtendrá mejores resultados en sus sesiones de creatividad.

Es un tema mucho más relevante de lo que parece y que, en gran medida, explica los resultados pobres de muchas ideaciones. Lo hemos visto en clientes que nos llaman tras una primera mala experiencia y coincidimos en ello con muchos expertos. Idear bien requiere de tiempo y una metodología adecuada. 

Por todo ello, muchas veces antes de empezar un proyecto, en Connociam invertimos tiempo con nuestros clientes en centrar bien el reto a resolver. Incluso, a veces, hay que dedicarle tiempo a centrar bien el brief inicial del proyecto. Es una parte clave que muchas veces pasa desapercibida.

Adoptar herramientas y procesos que ayuden a definir bien el reto inicial es clave para obtener buenas ideas y un paso crítico para generar una innovación que realmente aporte valor.

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